Un empresario multimillonario tenía entre sus múltiples valores, miles de hectáreas de tierras fértiles, cientos de miles de cabezas de ganado fino y una hija de 18 años, no muy atractiva, heredera de todas sus riquezas.
Un día nuestro millonario organizo una reunion en su mansión a la cual invito a toda la alta sociedad del país, y al llegar la media noche, destapo una piscina de 500 metros, con paredes extra altas en tres lados de su perímetro. En los primeros 100 metros de la piscina había colocado pirañas sudamericanas, en el segundo tramo cocodrilos del África, luego barracudas del caribe, después anguilas eléctricas y finalmente tiburones australianos.
Nuestro hombre reunió a todos sus invitados en uno de los extremos de la piscina y les dijo:
-Creo que la juventud esta perdida, ya no hay hombres en este mundo, por eso si hay un macho en esta fiesta, lo reto a cruzar esta piscina. Al que lo haga le daré a escoger entre la mitad de mis tierras, el 75% de mi ganado o la mano de mi única hija y heredera de todo.
No había terminado de hablar el empresario cuando se sorprendió al ver que un joven se lanzo precipitadamente a la piscina.
Cruzo la primer parte rápidamente, gritando paso la segunda, se le complico la tercera, la cuarta se hizo un silencio cuando de repente salio por la otra orilla, totalmente rasguñado, desgarrado y sin aire.
El viejo millonario muy emocionado le dijo:
-Nunca creí presenciar tal muestra de valor, antes de morir. Te has ganado lo que ofrecí, dime:
-Que quieres? La mitad de mis tierras?
-No, contesto el joven, todavía sin aliento.
-Ya entiendo, lo que quieres es el 75% de mi ganado?
-Tampoco, replicó el joven.
-Ah, …!! Entonces lo que quieres es ser mi yerno y único heredero.
-No, no quiero nada de todo eso, grito el muchacho.
-Pero… Que es lo que quieres? Pregunto el millonario confundidísimo.
-Quiero saber quien fue el hijo de puta que me empujó a la piscina?